Casos de éxito y fracaso SMART CITIES

Smart cities
Con estos casos de éxito y fracaso podrás aprender todo aquello que siempre te has preguntado acerca de estas ciudades.
De las iniciativas que parecen haber dado buenos resultados cabe destacar:
Barcelona Smart City
Según el informe Smart Cities World, basado en 150 variables que influyen en la planificación de ciudades en todo el planeta, Barcelona destaca como principal ejemplo, gracias a los cerca de 47.000 puestos de trabajo creados para la implementación de los sistemas de Internet of Things (IoT), el ahorro de 42,5 millones de euros en agua y la generación de otros 36,5 millones de euros en un año gracias a los aparcamientos inteligentes.
La conectividad es un aspecto que en Barcelona se tomaron muy en serio. En 2013 se apostó por incrementar el número de zonas wifi. El resultado es un sistema que hoy cubre prácticamente toda la ciudad y da servicio a más de 250.000 personas se conectan al wifi gratuito cada mes.
Otro aspecto importante es la fuerte apuesta por ofrecer a las ciudades del futuro las últimas novedades tecnológicas a través de eventos divulgativo-tecnológicos, como el Mobile World Congress, el IoT Solutions World Congress y la Smart City Expo.
Por último, la apuesta de Barcelona por implementar tecnologías de Internet of Things para mejorar la vida de sus ciudadanos se remonta al 2012. Casi 20.000 sensores para controlar el aparcamiento, el alumbrado público e incluso los servicios de recogida de residuos dan servicio a la ciudadanía. Gracias al IoT en el servicio de gestión de iluminación se ha conseguido un ahorro del 30% en electricidad, que supone cerca de 30M € al año.
FRACASOS
Si bien no se dispone en la actualidad de datos concluyentes, sí que puede hacerse crítica constructiva de algunas iniciativas que no han dado el resultado esperado.
Entre ellas:
Smart wáter
El Ayuntamiento de Málaga prometió reducir el consumo de agua en la capital. Para ello, la estrategia se centró en la instalación de una red de contadores domésticos inteligentes que permitirían monitorizar el consumo y permitir la gestión del agua, detectando fugas y fraudes de manera ágil y rápida. Sin embargo, en 2017, según datos de la Consejería de Medio Ambiente, las mermas de agua se situaron en el 20 % debido a pérdidas de agua por el trayecto antes de llegar a los hogares.
El sistema instalado permitió conocer datos de consumo, pero no rehuir estas pérdidas, que siguen dándose.
Otro ejemplo es el de Barcelona. En 2013 el Ajuntament de Barcelona se fijaba el reto de gestionar de forma inteligente sus recursos hídricos, con el objetivo de modernizar el 60% de su sistema de riego y reducir el consumo de agua.
Entre 2013 y 2016 el consumo de agua de los servicios municipales aumentó en un 16%. En 2017 empezó a reducirse, pero no al ritmo esperado.
El consumo de agua actual sigue creciendo y va a un ritmo de crecimiento de más del doble que el incremento de la población local, en lugar de al mismo o menor ritmo.
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